Todos sabéis que yo estoy muy encontra del azúcar. Ya he escrito dos posts anteriores sobre el azúcar y el jarabe de maíz alto en fructosa. Como Nutricionista, honestamente puedo decir que no hay NADA positivo que se puede decir en cuanto al azúcar. La semana pasada leí un libro que fue publicado por primera vez en 1973 “Sugar Blues” (Depresión por Azúcar) de William Dufty. Tengo que decir que incluso yo estaba muy impresionada por el veneno que es el azúcar para el cuerpo humano después de leer este libro. Ahora cuando digo azúcar, quiero decir azúcar refinado por el hombre. Existen azúcares naturales en los alimentos naturales tales como la fruta y, en menor grado, en las verduras. Estos azúcares naturales, en moderación, son buenos para nosotros y nuestros cuerpos pueden utilizarlos perfectamente e incluso son necesarios.
El azúcar refinado por el hombre no siempre ha formado parte de la dieta humana. Ninguno de los libros antiguos como: Ley Mosaico, el código de Manu, el I Ching o el Clasico de Medicina Interna del Emperador Amarillo, el Nuevo Testamento, ni el Koran hacen mención del azúcar. Los profetas nos contaron unas pocas cosas sobre la caña dulce en tiempos antiguos: “Era un lujo raro, importado desde muy lejos y muy caro. Que más hicieron con ello salvo ofrecerlo en sacrificio, solo podemos suponer.” (W. Dufty. Sugar Blues). Los Griegos no tenían nombre para ello. Cuando el Admiral Nearchus al servicio de Alejandro Magno exploró las Indias Orientales en 325 B.C, lo describió como “un tipo de miel” creciendo en cañas o juncos. Herodotus lo llamó “miel fabricada” y Pliny lo llamó “miel de la caña.” Se utilizó como medicina y un escritor Romano de los tiempos de Nero grabó su nombre en latín saccharum. Podría seguir durante mucho tiempo sobre las orígenes del azúcar pero una cosa está clara si lees sobre la historia del azúcar – nada pero nada bueno ha salido nunca del comercio del azúcar.
Con la introducción del azúcar a la vida humana, solo cosas malas han pasado. El comercio del azúcar trajo muchas riquezas a los que eran lo bastante ricos y poderosos como para comercializar con ello. Sin embargo, también trajo esclavitud y enfermedades. La caña de azúcar crecía en climas tropicales y cuando se plantó en otros países también importaron esclavos para trabajar en las plantaciones. Los ejércitos invasores lo encontraron fascinante pero descubrieron que se enfermaron facilmente. Cuando el azúcar llegó a Europa, solo los ricos podían pagarlo (los pobres viviendo en el campo comiendo alimentos naturales y un poco de carne o pescado, no podían pagarlo, y extrañamente, no se enfermaban con tanta facilidad de las enfermedades comunes en las grandes ciudades donde el azúcar tenía facil acceso). Los Portugueses, Españoles y Británicos aprovecharon muy bien el comercio del azúcar – es decir financieramente. Los Americanos adelantaron rápidamente a los Británicos en el consumo del azúcar – y casi todas las demás naciones también. Los Estados Unidos ha consumido una quinta parte de la producción mundial cada año desde la Guerra Civil (1861-1865). En 1893, EEUU estaba consumiendo más azúcar que se había producido en el mundo entero en 1865. El consumo de azúcar ha incrementado consistentemente – a través de la depresión, prosperidad, guerra, paz, sequía e inundaciones – parece ser que nada lo puede parar.
Solo otra planta ha tenido una trayectoria paralela a la del azúcar y esa es la planta del Opio. Ambas empezaron como medicina; ambas acabaron siendo utilizadas como placeres sensoriales que crean hábito. Las Guerras del Opio acabaron con el tratado de Nanking en 1842 y los Británicos insistieron que se reinstalasen las importaciones a China en 1858.
Para entonces, los científicos habían conseguido producir una versión refinado del Opio (morfina) y el azúcar también. “La morfina llegó a ser el fármaco de elección de su tiempo, una cura para todos los males, incluyendo una enfermedad nueva que se había descubierto en las naciones de consumo de azúcar llamado diabetes de Azúcar. Después de la Guerra Civil Americano, la adicción a la morfina en EEUU se denominaba la “enfermedad del ejército”. El abuso de la morfina entre los ejércitos de la Unión del Norte era tal que miles de veteranos volvieron a casa enganchados al fármaco. Durante los años de la Guerra Civil, los soldados desarrollaron una pasión para latas de leche condensada preservada con grandes cantidades de azúcar.
“Cuando los médicos descubrieron tarde que la morfina era altamente adictivo, los científicos la refinaron aún más que fue anunciado como el nuevo analgésico no adictivo. Su nombre químico, diacetilmorfina, pronto fue suplantado por el nombre de Heroína. La heroína fue aclamado como el fármaco de elección de su tiempo. La heroína suplantó la morfina en el TRATAMIENTO DE LA DIABETES DE AZÚCAR.” (W. Dufty, Sugar Blues).
Y ahí lo tienes… Azúcar y Heroína en la misma frase. Todos sabemos los peligros de la Heroína y otras drogas duras, pero si la Heroína fue utilizada para tratar el diabetes de azúcar – que dice es del AZÚCAR?
Ahora (2012), la mayoría del público general debería estar al tanto de lo que causa el azúcar:
- Obesidad
- Diabetes
- Enfermedad Cardiaca
- Cáncer
- Niveles bajos de glucosa en sangre
Todo esto tiene un efecto directo sobre nuestro estado de ánimo mientras ocurre. Mientras se absorbe la glucosa a la sangre no sentimos maravillosos – en la cima del mundo! Sin embargo, cuando el nivel de glucosa en sangre cae drásticamente nos sentimos cansados, vulnerables, irritables, nerviosos y asustadizos hasta que el nivel de glucosa vuelve a la normalidad. Entonces, si comes más chocolate, por ejemplo, para combatir la sensación de cansancio, etc el proceso empieza de nuevo. Después de muchos años de tal abuso, el resultado final es glándulas suprarrenales dañadas. La eficiencia del día a día baja, sufres fatiga constante y parece que nunca consigues hacer nada – esto se llama los “Sugar Blues” o depresión por azúcar.
- Depresión
- Fatiga
- Nervios
- Aprensión
- Antojos para dulces
- Irritabilidad
- Inhabilidad de tolerar el alcohol
- Falta de concentración
Como con muchas cosas, hay personas que si pueden tolerar el azúcar o el alcohol de peor forma que otros.