Primero me gustaría pedir disculpas por no haber posteado en un tiempo. La epoca Navideña ha estado lleno de cambios vitales y una buena dosis de estrés, entonces tuve que poner el blog en espera una temporada.
Dicho esto, vamos al grano. Pues, apenas sé donde empezar con los peligros de la leche de vaca. Hay tantas pruebas EN CONTRA del consumo de productos lácteos que no entiendo porqué nos lo siguen publicitando tanto.
Voy a intentar resumir lo máximo posible, pero puede que no lo consiga ya que hay mucho que decir.
La leche de vaca es para… las vacas
Todos los mamíferos reciben la leche de sus madres directamente (en la mayoría de los casos) de la glándula mamaria. Para eso están. Pero solo es durante los primeros meses de vida o cuanto más tiempo mejor para algunos HUMANOS. Todos sabemos que hay un gran seguimiento al movimiento de dar el pecho el máximo tiempo posible – es un tema de opinión individual y tiene que ser respetado. Sin embargo, en el reino animal (y no olvidemos que los humanos también son animales), alimentarse de la leche materna es limitado en el tiempo y limitado a la misma especie. Leche materna humana contiene todo lo necesario para el desarrollo del bebé en las etapas iniciales de la vida en el mundo exterior. No damos leche humana a otros animales.
¿Porqué la leche de vaca es tan peligroso para la salud humana?
La producción a gran escala de la leche de vaca ha llevado a un tratamiento abominable de las vacas. Las mantienen embarazadas para aumentar y continuar la producción de leche, para conseguir esto les administran hormonas. Se utilizan esteroides para promocionar el crecimiento y antibióticos para sanar todas sus enfermedades e infecciones que padecen por vivir en condiciones inferiores y en espacios confinados y también reciben sustancias genéticamente modificados. Todas las vacas sueltan toxinas a través de su leche, al igual que las mujeres. Durante la lactancia se aconseja a las mujeres que no fumen, ni beben alcohol, tomar drogas, utilizar medicamentos, comer comidas picantes ni tomar cafeína, etc ya que trazas de estas sustancias están encontradas en la leche materna. Igualmente lo que ingiere la vaca también sale en su leche y por lo tanto llega al ser humano cuando bebe leche o consume productos lácteos.
¿Exactamente que hay en la leche de vaca? Pues muchas sustancias potencialmente dañinas para los humanos:
- Un cocktail de hormonas pituitarias, esteroideas, hipotalámicas y tiroideas.
- rBGH (Hormona Recombinante de Crecimiento Bovino) una hormona genéticamente fabricado vinculado directamente con el cáncer de pecho, próstata y colon. Se utiliza para incrementar la producción láctea. Me gustaría señalar que esta hormona está prohibida en Europa.
- Pus: los promedios nacionales de EEUU demuestran por lo menos 322 recuentos de células de pus por cada vaso de leche. Esto está muy por encima del límite de ingesta de pus y ha sido vinculado directamente a la bacteria paratuberculosis además de la Enfermedad de Chron. Esto ocurre porque las vacas sufren mastitis debido a infecciones mamarias.
- Péptidos gastrointestinales: factores de crecimiento nerviosos y epidérmicos, e inhibidores de crecimiento MDGI y MAF.
- Células sanguíneas: El USDA permite hasta 1.5 millones de células blancas por mililitro de leche comercial. Esto significa que tu y tus hijos estáis bebiendo sangre de vaca en vuestra leche!
- Antibióticos: Como mencioné previamente, las vacas de producción láctea están en tal estado de enfermedad y están tan mal tratados que tienen que administrarles constantemente antibióticos para curar las infecciones. Ahora mismo, los comités regulatorios en EEUU solo tienen que testar 4 de los 85 fármacos en vacas de producción láctea. Esto significa que se echan los otros 81 fármacos directamente a tu vaso o por encima de tus cereales de desayuno y después son ingeridos por ti. Las estimaciones demuestran que el 38% de la leche en EEUU es “contaminada por fármacos sulfas y otros antibióticos” según un estudio realizada por el Centro de Ciencias en el Interés del Público y publicado en el Wall Street Journal el 29 de diciembre de 1989. Un estudio realizado con datos del FDA demostró que más de la mitad de toda la leche estaba llena de trazas de productos farmacéuticos sin embargo, nadie ha hecho nada al respecto.