Cuida tu hígado!

Esta semana leí un artículo sobre la enfermedad hepática.  Durante décadas, la enfermedad hepática ha sido asociada con personas que beben mucho alcohol.  Demasiado alcohol significa que se deposita grasa alrededor del hígado que daña a las células hepáticas, pero a menudo es esta etapa, no hay síntomas.  Sin embargo, si este proceso continua durante años, el daño constante y repetido a las células hepáticas puede llevar a la producción de cicatrices – cicatrices graves en el hígado es conocido como cirrosis.  Estas cicatrices hacen que el hígado sea duro y grumoso y como resultado el hígado deja de funcionar correctamente.

Nuevas informaciones dicen que un hígado graso no tiene porqué estar relacionado con el consumo alto de alcohol solamente, pero también tiene mucho que ver con el exceso de comida.  Tener sobre peso anima la progresión de la enfermedad hepática, ya que se almacenan niveles altos de grasa visceral alrededor de los órganos.  Esta grasa visceral produce ácidos grasos y otras sustancias inflamatorias que aumentan el daño a las células hepáticas, según el Profesor Massimo Pinzani, un especialista hepático y director del Instituto para la Salud Hepática y Digestiva en University College Londres.

Uno de los problemas más grandes es que la enfermedad hepática es difícil de diagnosticar antes de la etapa avanzada.  Andrew Langford, director del British Liver Trust explica;

“Hay muy pocos síntomas.  El hígado no posee terminaciones nerviosos – entonces cuando está dañado, no siempre lo notas.”

Los primeros síntomas de que existe un problema son:

  • Fatiga extrema
  • Orina oscura
  • Heces pálidos
  • Ictericia – Esta está causada por una acumulación del producto de deshecho la bilirrubina, que el hígado dañado no puede eliminar.

“Si alguien te comenta, ‘Que bien te veo! Has estado de vacaciones!’ y no has estado al sol, puede ser que tienes una forma leve de ictericia,” dice el Sr. Langford.

Otras complicaciones en las etapas avanzadas de la enfermedad son episodios de confusión, perdida de memoria e incluso alucinaciones.  Esto tiene el nombre clínico de encefalopatía hepática y es debido a la acumulación de toxinas en el cuerpo que afectan al cerebro, esto puede causar un estado tipo demencia.

La enfermedad hepática es la quinta causa de la muerte en el Reino Unido, y el número de muertes has incrementado en un 25% en la última década – en parte por el consumo elevado de alcohol, pero también debido al aumento de peso.  La enfermedad hepática no solo está matando a más personas, pero lo está haciendo más rápido.  La edad media de una persona muriendo por enfermedad hepática hoy en día es de 57 años, hace tan sólo 2 años era de 59 años, y en medio de los años 80 era a los 63 años de edad.

Con dos tercios de la población Británica oficialmente con sobrepeso, y un 30% clasificado como obesos, el Dr. Jude Oben, un experto hepático en el Royal Free Hospital y St. Thomas’s Hospital en Londres dice:

“Comer demasiado y tener sobrepeso, son los factores de riesgo mayores hoy en día para padecer enfermedad hepático.”

El Dr. Oben, quien ayudó a montar el ONG Obesity Action Campaign (Campaña para la Acción contra la Obesidad), piensa que el hígado graso no asociado con el alcohol, como se conoce la condición cuando el paciente no bebe alcohol, debería ser re-etiquetado como enfermedad hepático inducida por la obesidad.  Sin embargo, no tienes que estar obeso para padecer hígado graso no asociado con el alcohol.  El Profesor Pinzani advierte que cualquier persona con un BMI por encima de 25 corre el riesgo de padecer hígado graso.  Un indicador para conocer tu riesgo es la medida de la circunferencia de tu cintura, ya que puede reflejar más exactamente cuanta grasa está almacenado alrededor de tus órganos.  Con una cinta métrica mide tu cintura a la altura de tu ombligo, cualquier medida por encima de 80cm en mujeres y 94cm en hombres tiene causa para preocuparse, dice el Dr. Oben.

La enfermedad hepática también tiene un vínculo fuerte con el cáncer:

“Un porcentaje significativo de pacientes con cirrosis desarrollarán cáncer del hígado,” dice el Profesor Pinzani.  Esto puede ser tantos como 45 de cada 100 pacientes.

Sin embargo, hay otra causa de cirrosis que también está relacionado con la dieta que no tiene nada que ver con el sobrepeso, la obesidad o el alcohol.  Muchas personas tienen demasiado hierro en sus cuerpos, y muchos ni siquiera lo saben – incluso muchos médicos no lo incluyen en analíticas de sangre.

El hierro es esencial para el buen funcionamiento del cuerpo humano, pero demasiado puede tener un efecto negativo.  El hemocromatosis es más común en hombres que en mujeres.  Las mujeres, durante sus años de fertilidad, utilizan sus depósitos de hierro cada mes durante la menstruación.  Obviamente, los hombres no.  Las mujeres pueden desarrollar hemocromatosis después de la menopausia cuanto cesan sus menstruaciones.  La acumulación de hierro en el cuerpo significa que la proteína ferritina, almacena el exceso de hierro donde buenamente puede, habitualmente alrededor de los órganos blandos como el hígado, para su uso en el futuro.  Sin embargo, dependiendo de tu dieta y estilo de vida, puede que uses esos depósitos o no, y se añade más constantemente.  Estos depósitos de hierro pueden oxidarse y causar daños al hígado y otros órganos.  Particularmente, puede producir cirrosis del hígado, puede que hayas oído que un hombre joven ha fallecido por cirrosis con una edad joven de unos 35 años y todo el mundo comenta que “no lo entiendo, el no bebía!”

Digo que esto está relacionado con la dieta ya que existen muchos alimentos habituales en nuestra dieta que son altos en hierro: carne roja, yema de huevo, verduras de hoja plana verdes como la espinaca, brécol, marisco, cereales enriquecidos con hierro, hígado de pollo, frutas disecadas, etc..

La buena noticia es que es fácil de detectar.  La próxima vez que vas al médico para un chequeo con analítica de sangre, pide que analicen también tu nivel de ferritina.  Si este nivel es alto, tienes que vigilar lo que comes i evitar en la medida de lo posible aquellos alimentos altos en hierro (insisto sólo en los casos donde el nivel de ferritina es alto), durante un periodo de tiempo y después repetir la analítica para ver si ese nivel a bajado.  Si no ha bajado, la solución fácil es de donar sangre una vez al mes, así tu cuerpo tendrá que acudir a los depósitos de hierro para mantener el buen funcionamiento del cuerpo.

Entonces, como siempre, os animo a comer sanos, vigilar vuestro peso, practicar algún ejercicio con regularidad y realizar una analítica de sangre todos los años para vigilar que todo está bien.

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